A Candy colored clown

In Dreams - Roy OrbisonAcuff Rose and Opryland Music (BMI)Copyright 1963 Monument Record Corp. A candy colored clown they call the sandman/Tiptoes to my room everynight/Just to sprinkle stardust and to whisper/Go to sleep, everything is alright/I close my eyes then I drift away/Into the magic night I softly say/A silent prayer like dreamers do/Then I fall asleep to dream/My dreams of you/ In dreams I walk with you/In dreams I talk with you/In dreams you're mine/All of the time with you/Ever in dreams, in dreams/ But just before the dawn/I awake and find you're gone/I can't help it, I can't help it if I cry/I remember that you said goodbye/It's too bad that all these things/Can only happen in my dreams/Only in dreams/In beautiful dreams.

domingo, 20 de julio de 2008

El caballero oscuro, 'brand-new hero'


Ora sí que, como dijeron alguna vez, me quedé en "choc" (jajaja). Y es que Batman: el caballero de la noche, secuela del filme Batman inicia, el cual narra el ascenso del popular héroe, renacido -mas no recargado o revolucionado, como algún fiasco de hace unos años- luego del declive que tuvo la franquicia comandada por Tim Burton y entregada, para mal, a Joel Schumacher -y eso que éste no es un mal cineasta, pero uno nunca sabe-. That's just the way it is.

Así pues, el británico Christopher Nolan retoma las riendas del proyecto, al lado de sus coterráneos: Christian Bale, Gary Oldman y Sir Michael Caine. Asimismo, junto al veterano Morgan Freeman, se añade la presencia de Heath Ledger, magnífico e irreconocible; Maggie Gyllenhall, mejor actriz que Katie Holmes; Aaron Eckhart, consolidado; y el experimentado Eric Roberts, entre otros.

Tomando en cuenta este cast, uno se pregunta: ¿Qué podría salir mal? Al menos, para mí, nada, todavía. ¿Por qué? La cinta es genial. Nolan se ha apropiado del hombre murcielago. Es tan suyo que, casi casi, subsiste por sí sólo, en cuanto a la presente versión cinematográfica -y su antecesora- se refiere. En otras palabras, uno prácticamente se olvida de que el superhéroe de Ciudad Gótica ha surgido de las páginas de un legendario cómic. No obstante, por lo poco que sé, el espíritu de la saga escrita por Frank Miller en los ochenta, ahí está.

Por consiguiente, el crimen organizado coludido con las fuerzas de la ley da como resultado un ambiente similar a Sin City, úna de las obras más significativas de Miller. Ya desde Batman inicia se logró apreciar cuál era el enemigo a vencer. Más allá de tratarse de uno o más personajes, entiéndase villanos, Batman debía unir fuerzas con el entonces detective Gordon y la fiscalía, representada por Rachel Dawes, cuya presencia, en mi opinión, parecía corresponder a criterios meramente económicos (imagino a los productores: "¿y dónde está la chica sexy?").

Ahora bien, en The Dark Knight, título original de la peli, el aliado queda encarnado en la figura de Harvey Dent, fiscal de distrito emergido, igualmente, de las páginas de Batman, en sus distintas vertientes, en las que se le conoce como Two-Face (ya interpretado por Tommy Lee Jones en Batman eternamente). Aquí, la relevancia del personaje va más allá de simplemente incluir un villano en la lista -vicio propio de las adaptaciones de cómics al celuloide-; por el contrario, Dent se erige como una pieza esencial en la maquinaria cinemática y, desde luego, argumental, planteada por Nolan. ¿Cuál Nolan?
Lo anterior porque, en esta ocasión, no nada más interviene Christopher, pues el director de la aclamada -y bastante chingona- Amnesia participó, de nueva cuenta, con el guionista de esta indie: su hermano Johnathan. Ambos adaptaron una historia de el buen Chris y David S. Goyer, coautor de la primera entrega, quien se prepara su tercer largo: Thor (sí, el dios del trueno, versión Marvel).

Ufff....

Cabe señalar que, con el (super)héroe que han (re)creado -un caballero oscuro, eso de "...la noche" le queda muy corto-, los Nolan & Co. alcanzan niveles 'míticos' -neto-. Sólo que, si los viera, no sabría si rendirles tributo o ahorcarlos... (Chale). Luego de lo que ví, pienso que se han metido en camisa de once varas. La continuación promete ser excelente, aunque asimismo corre el riesgo de no llenar las expectativas, sumamente altas, de un servidor. Por el momento, no veo razón para ahorcarles. Confío en que no decepcionen al público y sigan con este enfoque tan personal e intimista, lejos de las complacencias, el pan de cada día en un Hollywood sin imaginación, sin auténticos héroes.

lunes, 14 de julio de 2008

¡Bravo, paisano! II


En definitiva, me sumo a quienes aplauden el trabajo de nuestro paisano. De hecho, antes de escribir, hace una o dos semanas leí aquello de que él era uno de los mejores realizadores de cine fantástico (excepto que, honestamente, no los imito; pues ora sí que me nace del corazón). ¡Qué le va a criticar un imberbe como yo! Lo que no me agrada no ha de ser negativo; además que pinche ocio eso de andarse fijando sólo en los defectos de una cinta, o a querer buscarles los negritos en el arroz.


Del Toro sabe contar una historia gracias a que conoce la técnica, misma que no lo es todo -dicen por ahí- , pero, sobre todo, debido a que ha demostrado ser un artista que cree en lo que hace. Es decir, de qué le serviría todo su capital cultural -que dicen es muy vasto-, si a sus filmes les faltara ese toque... ¿autoral? Y no sólo se trata de la historia en sí, sino también de la forma, la cual nunca subordina los elementos narrativos, por el contrario, se integra a estos. Algunos otros recurren a la faramalla de los efectos visuales, las persecucione y demás artilugios, con el fin de parchar sus carencias.


El director de El laberinto del fauno, por su parte, explota el género de aventuras, con acción trepidante, personajes con dilemas existenciales, identificación con los expectadores, etc., sin perder la brújula. Es capaz de referenciar al cine, a la literatura, la música y hasta a sí mismo, sin caer en la pedantería. En Hellboy 2, las citas de sus otras obras parecen encajar cual elemento orgánico que, intencionalmente o no, ha dado forma a su peculiar sello.


Así pues, el elegido para dar continuidad cinemática al universo de J.R.R. Tolkien, en la cinta el Hobbit, me queda a deber una sola cosa: una buena película mexicana de horror y... tá cabrón. El espinazo del Diablo fue originalmente concebida para ubicarse durante la Revolución, pero algunos pseudovisionarios -productores estatales y privados- no le dieron el apoyo. Asimismo, debido a causas que rebasan el cine, el realizador ha postergado indefinidamente la oportunidad de filmar en México. Anything else? Con la precuela de El Señor de los anillos -dividida en dos pelis- va a llevarse unos 3 años; y, desde hace tiempo trae en mente adaptar En las montañas de la locura, de H.P. Lovecraft (aunque está complicado que lo financien, dijo alguna vez).


Por lo que, para ver una historia más próxima a nuestra a cultura e indiosincracia (sea cual sea ésta), va a tardar. Mientras tanto, enhorabuena, paisano. Tu trabajo nos hace creer. No que "sí se puede" (tan choteado, en mal pedo), ya que se antoja difícil que todos los fans del horror la armemos en grande. Nos haces creer que existen trabajos que, tarde o temprano, rinden frutos, y que los artistas no sólo nacen, pues también se hacen.


Nota: los de la clase de traducción perdonen mis aliteraciones fortuitas e intencionales, así como mi sintaxis confusa (jajaja).

sábado, 12 de julio de 2008

!Bravo, paisano! I

Con Hellboy 2: el ejército dorado, Gillermo del Toro se consolida, en definitiva, como un chingón -así sin más-. Y es que, digan lo que digan, más que ser un mexicano en Hollywood, el tapatio se ha convertido en uno de los mejores cineastas del género fantástico a nivel mundial. Que no lo reclamen los altos funcinarios de la industria cinematográfica mexicana y conexas (incluyendo politiquillos y pseudointelectuales) como "uno de los nuestros", pues, en este rubro, casi casi él es, lo que llaman, un self-made man.

Me pregunto, a veces, si no somos muy complacientes con lo que Del Toro realiza, es decir, ¿Lo juzgamos -condescendientemente- más por haber sobresalido fuera de las fronteras de México que por su cine? En lo personal, Blade II me gustó más la segunda vez que la vi, pero, eso sí, no me sorprendió tanto como su antecesora. Tal vez esperaba algo mucho más cabrón -que en términos de acción sin duda ocurre- con respecto al argumento; algo tan revelador como lo fue la primera entrega de la trilogía. No ocurrió así y, sin embargo, dejó un buen sabor de boca (¿sería por la sangre?). Al fin y al cabo, tan sólo se trató, como él mismo ha referido en un varias ocasiones, de un encargo.

Luego, Hellboy, me pareció bastante pasable, sin colocarlo en el pódium, como sí lo hicieron muchos medios nacionales. Ahora bien, recientemente, el también artífice de La invención de Cronos ha admitido haber cometido uno que otro traspié debido a su entusiasmo y novatez en lo concerniente a la adaptación/traslación a la pantalla grande de un personaje surgido de las páginas de un cómic, así como otros detalles por el estilo.

Mientras que en la primera parte conocimos a los protagonistas del universo de Hellboy -incluyéndolo a él-, en la secuela, estamos más que compenetrados en el papel de nuestro héroe. Así resumiría el debut: buenos actores, personajes interesantes, una historia bien contada; aunque... la neta no me convertí en su fan. Hubo autocomplacencia, como lo hay en la cotinuación, seguro. Todos los autores la profesan; esto es, hasta cierto punto, su derecho, ¿no? El rollo que intrigaba tiene que ver, a fin de cuentas, con este fervor que los paisanos profesamos hacia los coterráneos que producen filmes en las grandes ligas (Iñárritu, Cuarón, Arriaga, etc.) sin cuestionarlos, sin una auténtica crítica de por medio.