A Candy colored clown

In Dreams - Roy OrbisonAcuff Rose and Opryland Music (BMI)Copyright 1963 Monument Record Corp. A candy colored clown they call the sandman/Tiptoes to my room everynight/Just to sprinkle stardust and to whisper/Go to sleep, everything is alright/I close my eyes then I drift away/Into the magic night I softly say/A silent prayer like dreamers do/Then I fall asleep to dream/My dreams of you/ In dreams I walk with you/In dreams I talk with you/In dreams you're mine/All of the time with you/Ever in dreams, in dreams/ But just before the dawn/I awake and find you're gone/I can't help it, I can't help it if I cry/I remember that you said goodbye/It's too bad that all these things/Can only happen in my dreams/Only in dreams/In beautiful dreams.

sábado, 19 de enero de 2008

Señoras y señores, queda con ustedes: El 'Western'


Me había quedado la espinita de no haber podido escribir sobre El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford (The Assasination of Jesse James by the Coward Robert Ford, 2007), de Andrew Dominik. Entre otras cuestiones quería llegar a mencionar a la también esperada -que de hecho ya había pasado por la cartelera comercial mexicana, sin pena ni gloria, y sin que yo la viera- Misión peligrosa (3:10 to Yuma), de James Mangold, remake de una cinta clásica de los años cincuenta, basada en un cuento de Elmore Leonard, autor de la novela Rum Punch (llevada a la pantalla grande por Tarantino, en 1997, como Jackie Brown, la estafa ). Si en la cinta de Dominik nos quedó claro que todavía hay western después de Los imperdonables (1992), de Eastwood; con el filme de Mangold, comprobamos que las buenas historias siguen siendo rentables, siempre y cuando estén bien dirigidas, actuadas, cinefotografíadas, etc, etc.




En El asesinato..., adaptada de la novela homónima de Ron Hansen, observamos una deconstrucción del mito a través de la caracterización de un bandolero convertido por los novelistas populares en héroe: Jesse James, quien tiene que lidiar no sólo con su nombre sino también con el hecho de enfrentar la decadencia de su pandilla -y de sí mismo-, situación altamente propicia para la traición y, claro, el despertar del miedo. Un hombre, en apariencia común y corriente, Robert Ford, sobrevive a la leyenda; pero lo hace a un precio muy muy alto. Ford pasó a la historia como el cobarde que acabó con la romántica figura de un hombre, cuyo nombre no puede disociarse del mito del forajido y, por supuesto, de la historia del Medio Oeste americano -sino es que de todo el país.




De modo que la mayor parte del tiempo, la película es apreciada desde la perpectiva del joven Ford, de quien no se sabe en qué momento la idolatría por Jesse no es más que un disfraz de una persona por demás inteligente en relación al "bandolero promedio" (sea lo que eso signifique). Por lo tanto, es como si el cobarde, siendo el más cuerdo de todos, develara a James el personaje para mostrárnoslo como un hombre de carne y hueso, que, a fin de cuentas, solía ser un tipo ruín, en ocasiones (vivir en las condiciones de la pos- Guerra Civil debe haber sido muy cabrón y ser el líder de una banda, peor), y un cariñoso esposo y padre, en otras.



Por otra parte, en Misión Peligrosa (mas no imposible), el ranchero, lisiado durante la Guerra Civil, Dan Evans, se ofrece a viajar con la comisión que traslada al bandolero Ben Wade al tren que pasa alrededor de las 3:10 por el pueblo de Contention, con destino a la prisión de Yuma. Evans ha enfrentado su díficil condición social defendiendo sus tierras del terrateniente, buitre capitalista -mal pedo- de la región; además de que tiene que lidiar con un hijo adolescente -rebelde admirador de Wade- y una esposa condescendiente ("salió verso sin esfuerzo"). Wade, mientras tanto, es un paria que, no obstante, muestra lealtad y ciertos valores que nos llevan a empatizar con él.


Como resultado, la acción es trepidante, sin caer en las secuencias tipo Piratas del Caribe (más para la familia), y vaya que si luce el paisaje. Definitivamente el Western, que nació siendo cinematográfico, así permanecerá. Asimismo, me atrevería a decir que es el género donde corre más testosterona, pues las mujeres siguen interpretando papeles secundarios, muy buenos por cierto. Lo anterior, aunado a la infaltable presencia de asesinos desalmados y cazadores de recompensas, viene a inyectar vigor a este tipo de filmes tal y como lo hizo la australiana-británica Propuesta de muerte (The Proposition, 2005), escrita por el músico Nick Cave y protagonizada, como dicen por ahí, "por puro cabrón": Ray Winstone, Guy Pearce, John Hurt y Danny Huston.



Qué bueno que programaron ambas cintas en la Cineteca. Así pude ver Misión..., como se debe, on the silver screen.