A Candy colored clown

In Dreams - Roy OrbisonAcuff Rose and Opryland Music (BMI)Copyright 1963 Monument Record Corp. A candy colored clown they call the sandman/Tiptoes to my room everynight/Just to sprinkle stardust and to whisper/Go to sleep, everything is alright/I close my eyes then I drift away/Into the magic night I softly say/A silent prayer like dreamers do/Then I fall asleep to dream/My dreams of you/ In dreams I walk with you/In dreams I talk with you/In dreams you're mine/All of the time with you/Ever in dreams, in dreams/ But just before the dawn/I awake and find you're gone/I can't help it, I can't help it if I cry/I remember that you said goodbye/It's too bad that all these things/Can only happen in my dreams/Only in dreams/In beautiful dreams.

sábado, 12 de julio de 2008

!Bravo, paisano! I

Con Hellboy 2: el ejército dorado, Gillermo del Toro se consolida, en definitiva, como un chingón -así sin más-. Y es que, digan lo que digan, más que ser un mexicano en Hollywood, el tapatio se ha convertido en uno de los mejores cineastas del género fantástico a nivel mundial. Que no lo reclamen los altos funcinarios de la industria cinematográfica mexicana y conexas (incluyendo politiquillos y pseudointelectuales) como "uno de los nuestros", pues, en este rubro, casi casi él es, lo que llaman, un self-made man.

Me pregunto, a veces, si no somos muy complacientes con lo que Del Toro realiza, es decir, ¿Lo juzgamos -condescendientemente- más por haber sobresalido fuera de las fronteras de México que por su cine? En lo personal, Blade II me gustó más la segunda vez que la vi, pero, eso sí, no me sorprendió tanto como su antecesora. Tal vez esperaba algo mucho más cabrón -que en términos de acción sin duda ocurre- con respecto al argumento; algo tan revelador como lo fue la primera entrega de la trilogía. No ocurrió así y, sin embargo, dejó un buen sabor de boca (¿sería por la sangre?). Al fin y al cabo, tan sólo se trató, como él mismo ha referido en un varias ocasiones, de un encargo.

Luego, Hellboy, me pareció bastante pasable, sin colocarlo en el pódium, como sí lo hicieron muchos medios nacionales. Ahora bien, recientemente, el también artífice de La invención de Cronos ha admitido haber cometido uno que otro traspié debido a su entusiasmo y novatez en lo concerniente a la adaptación/traslación a la pantalla grande de un personaje surgido de las páginas de un cómic, así como otros detalles por el estilo.

Mientras que en la primera parte conocimos a los protagonistas del universo de Hellboy -incluyéndolo a él-, en la secuela, estamos más que compenetrados en el papel de nuestro héroe. Así resumiría el debut: buenos actores, personajes interesantes, una historia bien contada; aunque... la neta no me convertí en su fan. Hubo autocomplacencia, como lo hay en la cotinuación, seguro. Todos los autores la profesan; esto es, hasta cierto punto, su derecho, ¿no? El rollo que intrigaba tiene que ver, a fin de cuentas, con este fervor que los paisanos profesamos hacia los coterráneos que producen filmes en las grandes ligas (Iñárritu, Cuarón, Arriaga, etc.) sin cuestionarlos, sin una auténtica crítica de por medio.